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lunes, 18 de julio de 2011

Eshu en la visión tradicional yoruba y fon

Es muy común que una persona que por primera vez se aproxima a los cultos con raíces africanistas confunda la imagen de Eshu de nuestra Kimbanda con el Orisha Bará (del batuque del Sur de Brasil), con el Orisha Esù (del candomblé baiano), con el Orisha Elegguá (de las reglas de Ocha e Ifá) o con el Voudun Elegbara (también conocido como Papá Legba en el vudú haitiano). Lamentablemente esta misma confusión la tienen muchos adeptos a nuestros cultos, quienes por mal aprendizaje o ignorancia generan muchas controversias a la hora de esclarecer este tema.

Tal es así que se nos hace necesaria una aclaración, con el único fin de ir despejando dudas y contribuir con nuestros hermanos de fe de todo el mundo, toda vez que la similitud de nombres o características no implica una naturaleza común de estas divinidades.

El personaje más controvertido en el candomblé es Esù. Para esa incomprensión la contribución de los misioneros y sacerdotes cristianos en África y Brasil no fue poca, el espíritu limitado de ciertos estudiosos y los relatos derivados del preconcepto y el miedo de los señores colonizadores, tanto en Brasil como en África dieron origen a esta controversia. En primer lugar, el misterio que envuelve la figura de Esù, portador de la fuerza que llega a todos los aspectos de la existencia -una fuerza ética- tanto beneficia al hombre como puede perjudicarlo ya que para el candomblé, Esù es el vehículo del castigo de los orishás. Por ser manifestación de algo en potencia, constituye sobre todo fuerza de sexualidad, de fecundación, de desarrollo y abundancia. Em ese sentido las representaciones de Esù no sólo tenían cuernos o presentaban el adorno córnico (la cornucopia, forma cónica, es por su movimiento espiralado a partir de un punto y se desenvuelve hasta el infinito, el símbolo de la abundancia) como también mostraban un gran falo, erecto o no.

Esù es portador de la fuerza del rojo, por lo tanto su culto se muestra rico en sacrificios y domina fuerzas descontroladas, haciendo de sus danzas la mímica de una orgía dionisíaca. Por su papel de transmisor de la voluntad de los orishás, Esù acompaña a cada uno de ellos y ejecuta la justicia de cada orishá, tomando partida, tanto en Brasil como en África, en la guerra del negro contra el blanco o el árabe, y hasta los negros de otras naciones enemigas.

No sorprende que tanto los religiosos cristianos occidentales como los esclavócratas ignorantes lo confundieran con el Diablo. Además, esa actitud es una constante en casi todas las iglesias que se sobreponen a un culto anterior, transformando los dioses vencidos en demonios. Como si no bastasen ésas razones para la confusión, el carácter ambiguo de Esù fue relacionado por una gran mayoría de afiliados al candomblé, con la figura del diablo cristiano. Sucesivos grupos de sacerdotes mal informados terminaron de cimentar el error, que se difundió entre el pueblo en general.

Para las naciones religiosas afrobrasileñas del Sur (el culto conocido como batuque), a Bará Exú, no es posible definirlo de manera sencilla con correlaciones gemelas de conceptos de tierra, paraíso, purgatorio e infierno cristiano. En primer lugar, porque se trata de un mundo dinámico de interligación y equilibrio de fuerzas, donde las existencias reales no son el aspecto exterior de las cosas. De la misma forma, no existe una frontera rígida del bien y del mal, y en el límite entre estos dos espacios estaría Bará Exú Lodê, iniciando el recorrido de la danza del batuque con una llave en su mano, con la que pretende abrir el camino hacia la luz, y una hoz en su otra mano, con la que intenta limpiar el mundo de impurezas y alejar la oscuridad.

Para el batuque Exú Bará ya es considerado como un Orishá, mientras que en el candomblé aún existen controversias sobre si clasificarlo o no como divinidad, ya que algunos estudiosos proponen que es un eggun (alma de un muerto), o un espíritu de la naturaleza (de árboles, piedras, animales, del fuego, etc.) o incluso un espíritu colectivo (egrégoras) creado por un tiempo determinado para ejecutar un trabajo específico. La desinformación en los mismos terreiros y entre la población acabó confundiendo a esta divinidad con un kiumba.

Realmente hay casos en que Esù (o Exú Bará) puede ser el portador de un castigo, inclusive su ejecutor, a pedido de un babalorixá o de un fiel del terreiro. En esos casos, siempre actúa como intermediario de un orishá: de Xangô si fuera un caso de tribunal; de Obaluaié (si fuera un caso de prisión o enfermedad), y así en adelante...

Este controvertido personaje es el único que posee libre tránsito en las nueve partes componentes del mundo, visible o invisible. Así, además de portador de fuerza y mensajero, él es guardián de límites, policía y elemento de unión. Existiría tanto en la tierra, en el fuego, en el agua y en el aire, y en las combinaciones de esos elementos y en los estados de transición entre ellos, incluyendo los cementerios. Sus colores, rojo y negro para el candomblé, o rojo solo para el batuque, representarían lo oculto en potencia sin diferenciación, y la vibración de menor frecuencia en una escalera al cielo pretendida por estas religiones. El aspecto benéfico de Bará Exú permitió el sincretismo, en Porto Alegre, con San Pedro, San Cayetano, San Antonio o San Gabriel.

En el vudú haitiano (culto de origen fon), Papa Legba es el intermediario entre los loas o vouduns (equivalentes a los orishás) y la humanidad. Él está parado en una encrucijada espiritual y da (o niega) el permiso de hablar con los espíritus de Guinea (de donde procede el culto), y se cree que habla todas las lenguas de la humanidad. Él es siempre el primero y el último espíritu invocado en cualquier ceremonia, porque su permiso es necesario para cualquier comunicación entre los mortales y los loas (él abre y cierra el umbral). En Haití, él es el gran portavoz, la voz de los dioses. Legba facilita la comunicación, el discurso y la comprensión. Puede ser visto como el equivalente a Elegguá de los yorubas por su papel de ser el dios de la encrucijada; pero además, Legba también comparte semejanzas con Orunmila, el orisha de la adivinación, quién enseñó a la humanidad cómo utilizar el poderoso oráculo de Ifá.

Él aparece generalmente como un viejo con una muleta o con un bastón, usando un amplio sombrero de paja y fumando una pipa, o esparciendo agua. Lo acompaña un perro, animal sagrado para él. Debido a su posición como “portero” entre los mundos de la vida y los misterios lo identifican a menudo con San Pedro, quién lleva a cabo una posición comparable en la tradición católica. Pero también lo representan en Haití como San Lázaro, o San Antonio. Aquí se observa la enorme similitud sincrética entre los cultos afrobrasileños y afroantillanos, con elementos de la cultura blanca dominante. En Benín y Nigeria, Legba se ve como joven y viril, es a menudo representado con cuernos e itifálico, y su lugar de culto está situado generalmente en la puerta de la aldea o en el campo.

Según el estudio realizado por el babalawo venezolano Rubén Cuevas, defensor de la idea de alejar el sincretismo cristiano de las religiones africanistas para aproximarlo a un sincretismo pagano precristiano, si alguien desea conocer y dar explicación a muchas de las afirmaciones que se hacen sobre Elegguá y con ello separar la superstición de la realidad de lo que las energías de este Osha representan en el panteón yoruba debería estudiar, en la mitología helénica, específicamente al Dios Hermes, el mismo que los romanos llamaron Mercurio; allí se asombrará al encontrar claramente todas las características del Dios yoruba.
También existe una confusión entre los términos Orisha y Osha; mientras que el primero hace referencia al conjunto de divinidades, que tanto pueden ser seres mitológicos, espíritus naturales o ancestrales provenientes de la cultura yoruba, el segundo indica aquellos orishas que por cualidades particulares pueden ser cabecera o guía espiritual de los iniciados en el culto. Ya vemos que no todos los Orishas pueden ser Oshas.
La confusión que muestran los sacerdotes yoruba al tocar el tema de este Osha (Elegguá) y este Orisha (Eshu), es que ambos se desenvuelven en la ley de polaridad o de los opuestos; Elegguá es el mensajero de los dioses yoruba, su fuente de energía proviene del planeta Mercurio y por lo tanto sus energías son personales; por eso se afirma que Elegguá abre y cierra todas las puertas (ley de los opuestos) y los sucesos que se vaticinan por medio de su caracol están enmarcados en el lapso de un año; de allí nace ofrecer sacrificios a este Osha anualmente. Eshu maneja también la ley de polaridad, pero solo en el marco del binomio premio–castigo y en función de la ejecución correcta de nuestro destino, y sus energías provienen del planeta Urano, son impersonales y muy destructivas en su arista negativa.
Es falso que Eshu baje a la tierra a perturbar el destino del hombre, como muy a menudo se dice; Eshu es Ashelú (que en yoruba sería "policía") universal; este Orisha no se puede sobornar con ofrendas, no es un niño caprichoso como se afirma, es sencillamente un vigilante, para que el destino que prometió cumplir un hombre en la tierra, efectivamente se cumpla; por eso Eshu puede generar sucesos desagradables o negativos al hombre, pero siempre en función de su destino y usando el binomio premio–castigo; es decir, los sucesos negativos generados por este Orisha, son un correctivo para traernos de vuelta al camino o sendero correcto, tal y como lo haría un policía ante un delincuente que viola las leyes de la sociedad. Quizás de allí parta la aseveración de que Elegguá y Eshú son una unidad, son lo mismo, pero eso resulta falso también, pues Eshu es la multiplicidad, mientras Elegguá es la unidad.

En la mitología de la religión yoruba existen varios errores con respecto a Eshu, el primero afirma que Eshu existió siempre y que no lo creo Oloddumare (Dios o el Todo), que solo despertó cuando el Todo pronunció sus palabras para crear la luz; los versados en el origen del universo saben, que fuera del Todo no puede existir nada, pues no sería el todo y precisamente fue Hermes el que entregó a sacerdotes del antiguo Egipto el origen de la creación. El segundo error es el que afirma que Eshu es incapaz de crear, esto tampoco es cierto, él si puede crear, solo que sus creaciones son Titanes o monstruos, o sea seres sin conciencia propia u "oscuros" o "elementales" (a diferencia de las creaciones de un Osha, que son siempre seres concientes que saben distinguir entre el "bien" y el "mal"); sin embargo Eshu no los genera, pues Orunmila se lo impide con su guadaña castradora. El tercer error es creer que Elegguá y Eshu son un binomio, por lo tanto son una unidad y son lo mismo, pero resulta que cada Osha y Orisha que bajó desde el cielo a la tierra vino acompañado de un Eshu, entonces deberían ser un binomio también Shangó y Eshu; Agayú y Eshu; Obatalá y Eshu, etc.


Como podemos apreciar, la confusión que rodea la palabra Eshu puede ser clarificada mediante el estudio y la tradición religiosa. Los interesados deberían acudir a las fuentes, representadas por los tratados de Ifá que son los que, en definitiva, cuentan la historia de manera clara y fidedigna.

Si la confusión se apoderó de la visión yoruba, algo semejante sucedió en la visión propia de un culto sincrético como es la Kimbanda. Con la nueva codificación de este ritual, surgida hace relativamente pocos años, la imagen de Eshu (distorsionada por los primeros investigadores umbandistas) adquiere características muy diferentes en nuestra concepción actual.
La conocida "Kimbanda de Alto Astral" presenta entidades con características muy complejas, tan complejas que serán analizadas en un próximo artículo.

miércoles, 23 de julio de 2008

Los tres ritos principales del Vudú

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Si en África no se puede distinguir o catalogar las diversas liturgias que se celebran en Haití, hay que hablar principalmente de tres ritos: RADA, PETRO y ZANDOR, aunque no de manera sustancial pues en su mayoría recuperan las que fueron las manifestaciones de culto más antiguas, más externas o típicas de los diversos grupos étnicos.

RADA

es un termino que recuerda al grupo de los aristócratas LOA africanos, los más cercanos a los orígenes y los más antiguos, efectivamente RADA deriva de ARADA, ciudad del poderoso DANHOME, donde los dioses eran considerados: Custodios y protectores de la estabilidad, no solo del clan familiar sino de todo el país, por lo tanto el rito RADA es sinónimo implícito de prestigio y autoridad, pero también de una especial tolerancia y benevolencia.

Los LOA del rito PETRO en cambio son mas inflexibles y duros, y pueden llegar incluso a la crueldad, el término PETRO deja perplejo a los estudiosos del VUDÚ, hay quien establece conexiones entre este rito y antiguas practicas de África central, otros se remontan al termino AUNTAL DOMPETE, personaje citado por DESCOURTILZ, autor de escritos e investigaciones a principios del siglo pasado, MOREAU de SAINT MEDI.

Este, hablando del VUDÚ de las antillas, menciona a don PEDRE y atribuye a este personaje que vivió en la 2ª mitad del siglo XVIII en Haití, el uso de la mezcla de la pólvora con la tafia o aguardiente de caña, la tafia bebida ritual para las ceremonias especiales mezcladas con la pólvora, generaban en los que la tomaban reacciones temerarias y alteraciones capaces de provocar incluso la muerte, tales efectos justificarían y caracterizarían la naturaleza particularmente violenta del LOA que es honrado con el rito PETRO, si en el rito RADA encontramos los conceptos del respeto de protección y de custodia por lo que se le atribuye una cierta tolerancia, incluso en el castigo de quien se sustrae a sus compromisos, en el rito PETRO en cambio la antigua rabia y la sed de venganza del esclavo, encuentran el elemento desencadenante en el cual se manifiesta toda la agresividad mal reprimida, típica de quien ha sufrido violentos abusos e injustas y humillante, frustraciones o desengaños.

Rito petro

el LOA asume la imagen de un justiciero colérico, cuyo sentido de la justicia puede dar paso a la dura crueldad intransigente y despiadada, puede dar mucho pero el precio que se deberá pagar será muy elevado, los chasquidos del látigo bien conocidos por los esclavos azotando el aire, saludan el inicio de la ceremonia PETRO, les hacen eco las explicaciones de las cargas de pólvora que sobresalen por encima del sombrío y ensordecedor redoble intemporal de los tambores, los cuales martillean con una cadencia arrítmica, creando una atmósfera pesada a la vez.

Una bebida de elevada graduación alcohólica como el ron, el clavin (ron no refinado), a las que se añaden siguiendo un proceso de maceración especias y sustancias picantes como el jengibre constituyen la ofrenda exigida y asociada al sacrificio de animales negros, la ceremonia de BOIS CAIMÁN, que tuvo lugar la vigilia de la revolución que llevó a Haití a la independencia, parece que se desarrolló bajo el rito PETRO, a la vista de la ofrenda del cerdo negro inmolado por el sacrificio de sangre, aunque a los dioses RADA también les gusta ser honrados con ofrendas y regalos de diversos tipos, no son inmunes a las voluptuosa sed de sangre, sin embargo su codicia es más contenida como demostraría el simbolismo de los colores de los animales sacrificados que normalmente son blancos o rojos.

El dios LEGBA, entendido según el rito RADA exige que el sacerdote degüelle un gallo blanco, en cambio LEGBA CARREFOUR o MAITRE CARREFOUR, el señor de las encrucijadas del rito PETRO exige que sean arrojados vivos al fuego dos gallos negros, la viciosa frívola y fascinante ERZULIE FREDA DAHOMEY dispensadora de amor es gratificada con perfumes, tejidos, y alhajas de diversos tipos.

La ERZULIE KALIKA, también venerada en el rito PETRO sensual e insaciablemente habida tiene otras exigencias como demuestra este himno criollo cantado en su honor:

EZILI KALIKAE ELU

ALA LOA KI RED

EZILI U MADÉ KOCHO

M´APE BA U LI

EZILI MADÉ KABRI DÉ PIÉ

KATÉ PUM PRA PU BA LI

ERZULIE KALIKA, OH, LOA severo, ERZULIE tu pides un cerdo y yo te lo daré, ERZULIE quieres un cabrito con dos pies, donde podré encontrarlo para ofrecértelo.

El cabrito con dos pies alude claramente a un sacrificio humano y confirma la fama de devoradores de hombres de que se da a menudo en los LOA PETRO para distinguirlos mejor de los que son venerados, el rito RADA, menos violento, se califica con atributos que se añaden a sus nombres de origen africano, por ejemplo MAPYAN que significa corazón negro, o YÉ ROUGE, es decir ojos rojos, estos calificativos añadidos tienden a reforzar también a nivel de apariencia física, el aspecto que si por una expresa su crueldad e inhumanidad, por otra expone muy bien la idea de la fuerza y de la potencia que bajo el impulso de la maldad puede ser mas eficaz, si los ritos.

PETRO y RADA pueden ser objeto de cierta investigación y pueden compararse por sus diversos aspectos, el rito ZANDOR, es la expresión más secreta del VUDÚ hasta el extremo de que a menudo los estudiosos de esta religión lo consideran una variante de los ritos citados, con la palabra ZANDOR se indica la tradición de LABROUSSE, del campo de las espesuras más aisladas y remotas donde los adeptos susurran las antiguas tradiciones, esta aureola de misterio deja mucho espacio a la fantasía, incluso a las más ardiente …, se murmura.
Por ejemplo que los ZANDOR conceden facultad particular a los iniciados, los cuales estarían en disposición de volar y trasformarse en animales a su gusto, los fenómenos y prodigios serian innumerables y disparatados según una posición mágica se basarían en un conocimiento superior y particular de las plantas medicinales que los LOA revelaron a sus devotos fieles.

La Religión Bailada

El valor sagrado y mágico de la danza ha tenido siempre un papel de primera línea en la tradición religiosa con la consolidación de la magia, hasta los movimientos del cuerpo humano adquieren por simpatía la facultad de atraer y asumir los poderes y los atributos del animal, del fenómeno meteorológico o de la acción que se imita en el baile, en el ámbito del VUDÚ el baile es un componente esencial, hasta el punto de que se puede hablar de una autentica religión bailada en la que a través del ritmo y del movimiento el hombre intenta entrar en comunión con la naturaleza y expresarse con todo su ser para acoger el soplo del dios que se manifiesta a través de la atributo elegido.

No existe una distinción clara entre danza sagrada y danza profana, puesto que únicamente es una manifestación de los sentimientos, el dolor, el sufrimiento, la plegaria, el amor y la poesía, la bién o el luto mismo se concentran en el canto y en el baile, como si el alma humana se liberase así de sus sensaciones más intensas.

En el Vudú la diferencia entre los diversos tipos de baile solo se debe al distinto temperamento de la divinidad o al tipo de rito, las danzas obscenas, alegres y enérgicas son reservadas a los LOA GUEDÉ, como si se pretendiera visitar la tristeza y el aspecto lúgubre de los señores de la muerte, que al ritmo de la banda, la danza ritual les recuerdan a los hombres el triunfo del erotismo, alegre y desenfrenado sobre la misma muerte.

En el YAMVALU se evocan los movimientos sinuosos de la serpiente como el DAHOMEY ZÉPAULEF, danzas lánguidas ejecutadas para los LOA RADA, en particular para DAMBALLAH, el dios serpiente, si el dios de los hombres y las cosas son exaltados a través del canto y del baile, el tambor permanece como señor absoluto marcando el tiempo y embriagando con su ritmo ya sea acompasado, triste, vivaz o lúgubre sin más.

En las ceremonias vudúes, los tambores se convierten en objetos sagrados, mejor dicho en espíritus independientes, casi LOA, a los cuales se hacen ofrendas y sacrificios.

En el rito RADA los tambores son 3, y están fabricados con troncos de árbol recubiertos con piel de buey, para los ritos PETRO se usan 2 tambores y la piel empleada para su realización es de cabra, tanto los primeros como los segundos se fabrican con mucho esmero, durante el proceso de fabricación se celebran ritos especiales los cuales dotaran de un alma a este instrumento.

martes, 11 de diciembre de 2007

Cómo desactivar la muñeca.

Puede ser necesario o deseable que la muñeca pierda su poder en un determinado momento. Para ello, deberemos realizar tres pasos. Atención: si estos tres pasos no se realizan correctamente, pueden producirse consecuencias imprevisibles y muy peligrosas.

* Primero, encenderemos los dos extremos del cabo de vela de color verde que atraviesa a la muñeca de lado a lado. La vela ha de arder completamente desde los dos lados a la vez, incluida la parte que se encuentra dentro del pepino.

* En segundo lugar, le quitaremos la cabeza a la muñeca y quemaremos el objeto de la persona simbolizada (pelo, ropa, etc...) que se encuentra en su interior mediante el procedimiento de llenar la cabeza de licor de alta graduación y prenderle fuego.

* Finalmente, arrojaremos la muñeca a un fuego que tenga la temperatura suficiente como para que arda completamente y se convierta en cenizas. Las cenizas deben ser enterradas en un lugar donde no se puedan desenterrar fácilmente, porque si tal cosa ocurriera, el espíritu de la muñeca quedaría de nuevo libre y podría volver a actuar sobre la persona simbolizada.
Utilizando la muñeca vudú Congo.

En primer lugar nos desnudaremos y pondremos las tres velas de color indiferente en las puntas de un triángulo imaginario, sobre una superficie plana. Las encenderemos y las dejaremos arder durante unos veinte o treinta minutos, mientras meditamos sobre los resultados que queremos obtener y sobre cómo los dioses del vudú nos van a ayudar a hacerlo. Entonces colocaremos las velas del color específico (ver más arriba) formando un cuadrado imaginario, dentro del círculo anterior, y finalmente colocaremos a la muñeca en el centro de todo el conjunto.

Dejaremos arder a las velas sobre unos diez minutos más, y entonces iremos tomando las agujas, las calentaremos al fuego de una de las velas de color específico, y las insertaremos en la muñeca. El arte de colocar las agujas en la muñeca es complicadísimo y milenario, y sólo un bokor experimentado lo conoce en toda su extensión. Sin embargo, las inserciones básicas son sencillas y fácilmente imaginables: si se realizan en la parte superior de la muñeca, afectarán a la mente de la persona simbolizada; si se realizan en la parte media, a su corazón, y si se realizan en la parte inferior, a su cuerpo.

Contra más agujas insertemos, mayor será el efecto, pero la muñeca se deteriorará antes. Si llega a romperse, deberemos desactivarla inmediatamente (ver el apartado siguiente para saber cómo hacerlo) y tendremos que crear una nueva. Todos los efectos de la muñeca desaparecen en el momento en que ésta es desactivada.


Creación y carga de la muñeca.

Materiales: necesitarás un pepino de la variedad pepino holandés (está en muchos supermercados), un cabo de vela verde con mecha por ambos lados, un cordel resistente de entre 50 cm. y 1 m. de longitud, la cabeza de una muñeca (cuyo cuello tenga más o menos el mismo diámetro que el pepino por su parte superior), unas tijeras, un imán, una botella de licor fuerte (güisqui, vodka, ron, aguardiente) y un cuchillo afilado y desinfectado.

Necesitarás también algo que haya estado directamente sobre el cuerpo de la persona que se pretende simbolizar en la muñeca durante al menos un ciclo lunar (aprox. 20 días). Lo ideal es un mechón de cabello o una tirita de piel, pero también puede ser algún tipo de adorno (un pendiente, etc.) o prenda de ropa que haya permanecido en contacto directo con la piel durante ese tiempo.

Por último, necesitarás contar con la colaboración de alguien dispuesto a hacer de "cargador". Puedes ser tu, pero debes tener en cuenta que los mejores "cargadores" son personas de poca edad cuya piel sea o muy clara o muy oscura (porque su energía es mucho más concentrada, nítida y pura), así que si no reúnes estas características mejor será que te busques a alguien que las posea. En África, antiguamente, se pagaba a niños albinos o negro tizón para que actuaran de cargadores, pero debes tener en cuenta que en Occidente es un gravísimo delito utilizar menores para este tipo de rituales, que son muy dolorosos y podrían considerarse como sexuales en algunas de sus partes.

En primer lugar, realizarás un pequeño agujero de lado a lado del pepino, en su parte superior. Lo justo como para que pase el cordel (que se llama corbata pepino). Le darás una vuelta y lo anudarás fuertemente, como puede apreciarse en la foto de la izquierda.

Aquí es donde comienza la parte que mucha gente no aprobaría. El pepino debe insertarse en el ano de la persona "cargador" hasta que sólo sobresalga el tercio inferior, y debe permanecer ahí durante unas doce horas aproximadamente. El cordel o corbata pepino quedará colgando entre las piernas del "cargador" durante ese tiempo. ¿Pero para qué? Pues muy sencillo: porque al estar en contacto con las entrañas de una persona, es como se carga de "energía humana"; no se conoce otra manera menos ofensiva de hacerlo.

No acaba aquí la cosa: mientras se encuentre en el interior del cuerpo del "cargador", las zonas próximas al ano (nalgas, genitales, parte superior de los muslos) deben ser sometidas a fuertes dolores para evitar que el pepino se impregne del alma menor (ti bon ange) de esta persona. El dolor aparta al alma, y entonces el pepino se carga de energía pura, sin contaminar. El dolor debe ser insoportable y sostenido durante las doce horas, porque de lo contrario el procedimiento fracasará. Si eres tu quien actúa de cargador, puedes solucionarlo poniéndote un cilicio muy apretado o algo similar en la zona. En todo caso, cualquier cosa que cause dolor intenso y sostenido vale.

Transcurridas las doce horas, se extraerá el pepino del ano del "cargador" tirando del cordel, y lo dejaremos aproximadamente una hora sumergido en el licor de fuerte graduación que tengamos. Aproximadamente a mitad de la longitud del pepino, se practicará un segundo agujero, éste mayor, para colocar el cabo de vela verde con mecha por los dos lados. Pero antes de colocar el cabo, el "cargador" tendrá que ofrecer un último sacrificio: es preciso embadurnar el pepino (con los dos orificios) y el cordel con sangre del "cargador". Un pequeño corte realizado con el cuchillo será suficiente; la vida del "cargador" no debe correr peligro en ningún momento durante el ritual.

Ahora es el momento de tomar lo que teníamos de la persona que se va a simbolizar (cabello, piel, ropa, adorno, etc...) e introducirlo en el interior de la cabeza de la muñeca. Acto seguido, colocaremos la cabeza en el extremo superior del pepino, y la fijaremos con una aguja o similar.

Vestiremos a la muñeca (con una camisa de muñeca, por ejemplo) y le pondremos el collar o cinta de oro en el cuello. Y finalmente ataremos en el extremo inferior el imán y las tijeras abiertas, utilizando para ello varias vueltas del cordel (corbata pepino). Ahora la muñeca Congo está terminada y, si el procedimiento se ha hecho correctamente, se encuentra cargada de energía y lista para utilizar todo su poder.


Preparación de las velas.

Necesitaremos tres velas (de cualquier color) y cuatro velas más (de un color específico), lo que suma siete velas. Las velas deben ser de cera natural y mediano tamaño. Es el color de las cuatro velas específicas el que define para qué vamos a usar la muñeca. Veámoslo:


Velas blancas

Se usarán cuando queramos utilizar la muñeca para proteger a la persona simbolizada de males o peligros.


Velas amarillas

Se usarán cuando queramos utilizar la muñeca para proteger a la persona simbolizada de enfermedades o heridas.


Velas verdes


Se usarán cuando queramos utilizar la muñeca para incidir sobre los recursos económicos de la persona simbolizada.


Velas rojas

Se usarán cuando queramos utilizar la muñeca para actuar sobre los deseos y pasiones amorosas y sexuales de la persona simbolizada.


Velas negras

Se usarán cuando queramos utilizar la muñeca para atraer males, enfermedades, heridas o desgracias sobre la persona simbolizada.
Creación y carga de la muñeca.

Materiales: necesitarás un pepino de la variedad pepino holandés (está en muchos supermercados), un cabo de vela verde con mecha por ambos lados, un cordel resistente de entre 50 cm. y 1 m. de longitud, la cabeza de una muñeca (cuyo cuello tenga más o menos el mismo diámetro que el pepino por su parte superior), unas tijeras, un imán, una botella de licor fuerte (güisqui, vodka, ron, aguardiente) y un cuchillo afilado y desinfectado.

Necesitarás también algo que haya estado directamente sobre el cuerpo de la persona que se pretende simbolizar en la muñeca durante al menos un ciclo lunar (aprox. 20 días). Lo ideal es un mechón de cabello o una tirita de piel, pero también puede ser algún tipo de adorno (un pendiente, etc.) o prenda de ropa que haya permanecido en contacto directo con la piel durante ese tiempo.

Por último, necesitarás contar con la colaboración de alguien dispuesto a hacer de "cargador". Puedes ser tu, pero debes tener en cuenta que los mejores "cargadores" son personas de poca edad cuya piel sea o muy clara o muy oscura (porque su energía es mucho más concentrada, nítida y pura), así que si no reúnes estas características mejor será que te busques a alguien que las posea. En África, antiguamente, se pagaba a niños albinos o negro tizón para que actuaran de cargadores, pero debes tener en cuenta que en Occidente es un gravísimo delito utilizar menores para este tipo de rituales, que son muy dolorosos y podrían considerarse como sexuales en algunas de sus partes.

En primer lugar, realizarás un pequeño agujero de lado a lado del pepino, en su parte superior. Lo justo como para que pase el cordel (que se llama corbata pepino). Le darás una vuelta y lo anudarás fuertemente, como puede apreciarse en la foto de la izquierda.

Aquí es donde comienza la parte que mucha gente no aprobaría. El pepino debe insertarse en el ano de la persona "cargador" hasta que sólo sobresalga el tercio inferior, y debe permanecer ahí durante unas doce horas aproximadamente. El cordel o corbata pepino quedará colgando entre las piernas del "cargador" durante ese tiempo. ¿Pero para qué? Pues muy sencillo: porque al estar en contacto con las entrañas de una persona, es como se carga de "energía humana"; no se conoce otra manera menos ofensiva de hacerlo.

No acaba aquí la cosa: mientras se encuentre en el interior del cuerpo del "cargador", las zonas próximas al ano (nalgas, genitales, parte superior de los muslos) deben ser sometidas a fuertes dolores para evitar que el pepino se impregne del alma menor (ti bon ange) de esta persona. El dolor aparta al alma, y entonces el pepino se carga de energía pura, sin contaminar. El dolor debe ser insoportable y sostenido durante las doce horas, porque de lo contrario el procedimiento fracasará. Si eres tu quien actúa de cargador, puedes solucionarlo poniéndote un cilicio muy apretado o algo similar en la zona. En todo caso, cualquier cosa que cause dolor intenso y sostenido vale.

Transcurridas las doce horas, se extraerá el pepino del ano del "cargador" tirando del cordel, y lo dejaremos aproximadamente una hora sumergido en el licor de fuerte graduación que tengamos. Aproximadamente a mitad de la longitud del pepino, se practicará un segundo agujero, éste mayor, para colocar el cabo de vela verde con mecha por los dos lados. Pero antes de colocar el cabo, el "cargador" tendrá que ofrecer un último sacrificio: es preciso embadurnar el pepino (con los dos orificios) y el cordel con sangre del "cargador". Un pequeño corte realizado con el cuchillo será suficiente; la vida del "cargador" no debe correr peligro en ningún momento durante el ritual.

Ahora es el momento de tomar lo que teníamos de la persona que se va a simbolizar (cabello, piel, ropa, adorno, etc...) e introducirlo en el interior de la cabeza de la muñeca. Acto seguido, colocaremos la cabeza en el extremo superior del pepino, y la fijaremos con una aguja o similar.

Vestiremos a la muñeca (con una camisa de muñeca, por ejemplo) y le pondremos el collar o cinta de oro en el cuello. Y finalmente ataremos en el extremo inferior el imán y las tijeras abiertas, utilizando para ello varias vueltas del cordel (corbata pepino). Ahora la muñeca Congo está terminada y, si el procedimiento se ha hecho correctamente, se encuentra cargada de energía y lista para utilizar todo su poder.



¿Cómo se hace una muñeca vudú Congo?

En realidad es preciso hacer tres cosas: la muñeca, las velas y las agujas. La muñeca que se expone a continuación sólo sirve para simbolizar personas, y si la haces sin ayuda de un bokor (sacerdote o sacerdotisa de vudú Congo) tendrá aproximadamente una quinta parte de la fuerza que si la haces con un bokor. Vamos por partes.



¿Para qué sirve una muñeca vudú?

Para entrar en contacto con las almas y con el met tet de una persona, a distancia. Una vez este contacto está establecido, es posible utilizarlo para realizar acciones sobre esa persona mediante el uso de velas y agujas. Mucha gente piensa que sólo sirve para atraer la desgracia sobre la persona simbolizada por la muñeca, pero en realidad también pueden usarse para enamorarla, sugerirle ideas en la cabeza e incluso para protegerla y curarla desde lejos. Se pueden usar también para actuar sobre objetos, propiedades, negocios, animales y plantas, etc.

domingo, 9 de diciembre de 2007

Religiones Africanas: El vodú
Escrito por Eshu Omó Iré

El vodú es una de las manifestaciones religiosas trasplantadas al Caribe. Hoy se sabe que desde el siglo XVIII existía organizadamente. Su historia está estrechamente relacionada con el proceso de formación étnica de Haití y se remonta al período de la llegada de los primeros esclavos a la parte occidental de la isla de Santo Domingo bajo dominio francés. En 1789, un informe oficial indica que cada año llegaban, aproximadamente, seis u ocho mil esclavos del Dahomey (actualmente Benin).

La palabra, que se puede escribir de varios modos: vaudou, vaudoux, vodoo, vudú, vodú, es originaria de esta región del oeste africano, donde significa genio, espíritu protector . Este vocablo ha pasado a designar también todo un complejo de creencias y prácticas mágico-religiosas vinculado a la religión dahomeyana. El reconocimiento del culto vodú como una religión se le debe al sabio haitiano Jean Price-Mars, quien apuntó varios elementos que así lo confirman:
.-Admite la creencia en seres espirituales o divinidades que habitan en parte en el universo y en parte, en estrecho contacto con los hombres, cuyas actividades controlan.
.-Tiene un cuerpo sacerdotal organizado jerárquicamente, con su comunidad de creyentes, templos, altares, ceremonias y un cuerpo de tradiciones orales que ha permitido que llegue hasta hoy esta religión.
.-Presenta una teología o sistema de ideas con el cual los descendientes africanos se explicaban los fenómenos naturales.

En la actualidad se practica fundamentalmente en Haití, Santo Domingo y Cuba. Se debe tener en cuenta que a partir del contexto religioso de estos países, el vodú puede variar en algunos de sus elementos, pero siempre ha de mantener su esencia primigenia.

El vodú ha evolucionado y se han entremezclado en él ritos africanos y cristianos. Sin embargo, no es una acumulación de prácticas de diversas procedencias, todo lo contrario, es un sistema religioso organizado con sus propios ritos, símbolos y significación de cada uno de los elementos que lo integran. En esta manifestación religiosa, el creador del mundo es el Bon Dieu, quien está por encima del hombre por lo que éste debe someterse a su voluntad. Sin embargo, no se puede adorar al gran señor, sino a los loas, seres sobrenaturales que, al igual que el hombre, poseen características positivas y negativas. Así, pueden ser desconfiados, lujuriosos, irascibles, beber con exceso, litigar, como también pueden proteger y ayudar a sus servidores. Cada loa tiene su sitio favorito: un árbol, una planta, una fuente, así como su toque específico de tambor, el cual permite que el iniciado realice los movimientos que le correspondan. En la filosofía africana, los loas son fuerzas y durante la posesión el hombre las adquiere, de manera que se revitaliza y entra en conexión con las fuerzas sobrehumanas. Una gran parte de estos seres sobrenaturales es de origen africano. Se clasifican de distintas maneras atendiendo a su oriundez geográfica o tribal. Hay divinidades fon, yorubas o nagos. Otras unen a su categoría, el nombre de su ciudad o patria africana como Ogú Badagri Badagri es una ciudad de Guinea-; Erzili-Freda-Dahomey Freda, ciudad de Whydah.

A veces un loa desconocido se posesiona de un fiel o sacerdote y pasa así a formar parte del culto. Otras, la muerte de un oficiante de renombre transforma a éste en una divinidad: el olimpo vodú con frecuencia es enriquecido. Los sacerdotes o sacerdotisas son llamados hugan o papa-loa y hunsis o mama-loa, respectivamente. La selección de estos oficiantes puede obedecer a diferentes motivos, pero se interpreta, generalmente, como un reclamo del mundo sobrenatural. Fungen como adivinadores, curanderos y dirigentes del ritual. Las ceremonias voduistas se efectúan en los nombrados humfo, cuya extensión varía a partir de los recursos de la sociedad en que se desarrollan estas prácticas. Una de las partes esenciales de estas ceremonias es el vèvè o símbolo que, en forma de un dibujo geométrico, cumple la función de representar, junto a las imágenes y santos, a los diversos loas.

El ritual voduista es sumamente complejo. No existe un estilo único en las prácticas. Por el contrario, cada uno tiene sus propias variantes que expresan las relaciones que se establecen entre el contexto sociocultural en que se desarrolla y la personalidad y el gusto del hugan. No obstante, las ceremonias suelen iniciarse con un efusivo, prolongado y complejo intercambio de saludos donde intervienen gestos, posturas y referencias realizadas por los propios oficiantes y en homenaje a las divinidades, señal que indica el respeto que se les profesa. Un aspecto imprescindible dentro de este ritual es el de los sacrificios o comidas-loa. Tiene como objetivo fundamental fortalecer la divinidad, la que requiere de un sacrificio específico. Pueden ser gallos, cerdos, cabríos o toros. Además debe beber un líquido que, al igual que los animales, tienen que ser de naturaleza sagrada. Su aderezo, así como los utensilios y presentaciones, están determinados por los atributos, carácter y clase de los loas.

Por otra parte, las danzas y los cantos voduistas son significativos a tal punto que se puede decir que es una religión danzada. El baile ritual permite que ciertas fuerzas misteriosas actúen sobre el mundo de los espíritus y divinidades, de manera que sean atraídos. Las danzas son de diversas procedencias y siempre se acompañan con tambores los cuales son considerados como objetos sagrados con determinados poderes . El asoto, particularmente, es el tambor más sagrado del vodú. Los bailes también pueden ser acompañados por cantos que suelen ser cortos e invocan a los loas. En toda ceremonia vodú, se comienza con la invocación a Legba y termina con otra a la divinidad de la muerte guédé.

En el vodú, la posesión y el trance son los elementos esenciales de todo el culto. Mediante éstos, los loas se comunican con sus fieles imprimiéndoles movimientos y actitudes propias de ellos que, en determinados momentos, puede parecer la divinidad, quien luego habla por la boca del poseído. El fenómeno de la posesión está acompañado de un proceso de transformaciones físicas y síquicas que puede manifestarse con variados síntomas en dependencia del loa que encarna al fiel, así como del grado de receptividad del mismo.

La adivinación es un aspecto esencial dentro de esta religión. Los fieles, ante la necesidad de fortalecer y asegurar su condición humana, participan de este rito, tan legendario como el propio hombre. Existen varios métodos para desarrollarlos. En Haití, por ejemplo, puede ser mediante la vía de interrogar a los loas o por medio de conchillas que son montadas durante una ceremonia especial que incluye el sacrificio de un gallo. En Santo Domingo, la adivinación se realiza a través de los luases, quienes ofrecen los vaticinios por medio de los oficiantes. También hay mecanismos como la lectura de la taza, de la ceniza del cigarrillo, de la vela, entre otras, que se utiliza con estos fines. En tanto en Cuba, la adivinación se hace, fundamentalmente, a través de la revelación espontánea y la cartomancia.

Los ritos de iniciación son de gran importancia. Se realizan cuando el hugan aconseja a determinadas personas a realizar la ceremonia para curarse de una enfermedad o para lograr algo deseado. En otros casos, la persona puede ser invocada a través de sueños o visiones. Durante el período de preparación que, a menudo dura algunos meses, el candidato tiene que someterse a una rigurosa disciplina y leyes severas en cuanto a la comida y a la vida sexual. El neófito necesita fuerzas corporales y espirituales para resistir las privaciones, como también buena memoria para aprender el ritual y los cánticos.

En cuanto a los ritos de entierro, suelen ser muy elaborados con el fin de asegurar la supervivencia del alma en el reino de los muertos. Se celebra un velorio en presencia del cadáver y, en ocasiones, se le da de comer al muerto ,colocando el alimento en la tumba. Los voduistas celebran además muchos ritos mágicos según el calendario agrario. Después de las cosechas se les ofrecen los primeros frutos a los loas. En el caso de Haití, en el mes de julio, se celebra la famosa fiesta en honor a la virgen de la Ville Bonheur, donde acuden miles de peregrinos vestidos con el color de la divina protectora.

En la celebración vodú, el primer loa llamado es Legba, quien es el señor de los caminos, el guardián de las cruces y las puertas, el protector del hogar. Según las funciones que desempeña, recibe el nombre de Legba-nnayabe, de las barreras; Legba-calfou, encrucijadas. Antes de iniciar cualquier ceremonia, el sacerdote debe suplicar su ayuda y, por tal motivo, es el primero en recibir y probar las ofrendas hechas a los loas invocados. Su mujer es Ayisan, la diosa de los mercados. Es una de las figuras más importantes en el panteón vodú. Una leyenda dahomeyana relata que Legba es el séptimo hijo y último de Mawu. Esto hizo que Legba quedara fuera del reparto del mundo hecho por su padre entre los demás hijos. Por tal motivo se le encomendó la tarea de visitar todos los reinos bajo el mando de sus hermanos y comunicar lo que en ellos sucedía.

Otra leyenda dahomeyana presenta a Legba, como el artífice de los hechizos y encantamientos. Se cuenta que Legba creó una serpiente y le ordenó morder a todos los compradores y vendedores de los mercados. Cierta vez, la serpiente se mordió así misma y Legba le dijo: Dame algo y te curaré . Con lo que la serpiente le ofreció, compró aceite de palma y agua, que tomó. Un día, alguien señalando a la serpiente, preguntó a Legba Qué es eso que muerde gente? , y éste le respondió: Es magia. Tráeme dos pollos, ochenta cauries y paja, y haré una para ti . Y, de esta manera, Legba empezó a hacer sortilegios para el hombre. Por esta razón, Legba recibe el homenaje de los brujos y preside sus manipulaciones.

El símbolo de Legba vèvè- es la cruz que sólo tiene en común con la cristiana la forma. El trazo vertical significa la calzada que une las alturas con los abismos, la calzada de los loas, el horizontal, el mundo humano-terrestre. Sólo en el cruce del eje humano con el divino se establecen las relaciones con las divinidades. Se le canta con ritmo y danza yanvalou hasta que Legba venga y monte en un danzante. Luego pueden comenzar a venir los otros loas.

A Legba se le representa bajo la forma de un anciano achacoso y harapiento que camina penosamente apoyado en una muleta. Sus colores son el negro y el amarillo y su fiesta se celebra indistintamente el 17 de enero, el 10 de mayo, el 29 de junio, el 4 de noviembre o el 17 de diciembre.

Ayisan es la esposa de Legba. Se trata de una mujer vieja, quien suele encarnarse en una culebra. Como mujer de Legba y la más vieja de las divinidades femeninas, tiene también derecho a ser servida de primera. Su emblema es la palma real, símbolo de la fuerza y la libertad. Se le atribuye el poder de espantar a los malos espíritus.

Damballah es el dios de la fertilidad. Mora en fuentes y pantanos. Su signo es la serpiente y aquel que sea poseído silba y se arrastra como ella. Su nombre está compuesto de Dan o Dangbe , el culto a la serpiente celeste, o sea, del arcoiris y de Allada , nombre del lugar de procedencia del fundador del reino de Dahomey. A causa de esto se ha creído largo tiempo que los haitianos practicaban la ofiolatría, es decir, adoraban a la serpiente. Sus símbolos son la serpiente y el huevo. Su imagen es la de un ser benevolente a quien nadie pregunta o pide algo sin antes conseguir su bendición. Ama el frescor y no acepta que los voduistas invoquen por su intermedio, espíritus capaces de hacer indistintamente el bien y el mal.

Agwé es el señor de los mares. Pescado, barco y remos son sus símbolos y principalmente el lambi (en haitiano oreja ). Él llama a la tormenta y a él se dirige el marinero, cuando necesita vientos. Protege a los marineros y le gustan los cañonazos y el saludo de los barcos. Su color es el azul. Se le ofrece una oveja blanca, pero quienes se la ofrenden, se deben retirar luego rápidamente, pues no le gusta que lo vean comer.

Zaka es el ministro de la agricultura de los loas y, por ende, el auténtico labrador: Avaro, desconfiado, amante de litigios, codicioso y con mal concepto de las ciudades. Quien lo encarna siempre tiene miedo de que le roben. Él lanza el trueno y el relámpago. Vasijas de mimbre son sus símbolos.

Los Ogou, son una familia cuyos miembros son todas deidades herreras y guerreras:
Ogou Ferraille, loa de los ejércitos, patrón de los herreros y protector de los hombres valientes. Su lenguaje es propio de los soldados, brusco, áspero. Toma ron y fuma cigarros.
Ogou Badagri, el dios de la guerra. Es una deidad terrible y violenta que envía sobre los humanos poderosas tempestades.
Ogou Balendijo, es igualmente guerrero. Cuando estalla una guerra enseguida se incorpora para participar en ella.
Ogou Panamá, loa de gran fuerza como guardián de las puertas, recuerda a Legba.
Erzulie-Fréda-Dahomey(Ezili-Fréda), es el loa más popular del panteón voduista. Tiene casi todos los defectos de una mujer bella y corrompida: es coqueta, sensual, amante del adorno y del lucimiento, derrochadora hasta la extravagancia. Sus atributos son artículos de adorno y de aseo; su escudo, un corazón con frecuencia atravesado por una flecha o una espada. Entre sus amantes están Damballah, Agwé y Ogou Badagri.

Loko, es el loa de los árboles. Se le imagina como un viejo grifo simpático y vestido con un uniforme ostentoso. Pertenece a la escolta de Legba y ejerce una gran influencia sobre los curanderos que trabajan con hierbas.

Los loas del grupo guédé son divinidades de muerte, muchas veces graciosos y obscenos. El principal de todos ellos es Baron Samedi, o Baron cimimetière. Su apariencia es de un hombre robusto a pesar de la barba blanca. Es un loa exigente, egoísta y receloso. Los practicantes lo invocan para deshacerse de sus enemigos. Sobre su altar negro hay una cruz de madera de este mismo color, con guarniciones de plata que significa el encuentro de lo visible con lo invisible, la unidad de la vida y la muerte. Otros loas del grupo guédé tienen como símbolos picos, palas, calaveras, huesos cruzados u hojas marchitas.

El vodú es una religión que, en cada una de los lugares donde se practica, ha asumido determinadas particularidades, a partir de la convergencia con otras manifestaciones religiosas de origen africano. Sin embargo, sus cultos, sus ritos y su filosofía, en general, han sido transmitidos de generación en generación con relativa permanencia, de manera que hoy pervive la noción primigenia que, hace más de tres siglos, llegó a tierras caribeñas en la memoria de miles de esclavos.
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